viernes, 1 de noviembre de 2013

Sonriendo por amor.

Ey, he vuelto, como una parte de mi sabia pero se mostraba reacia a aceptar.

Soy de esas personas que no se rinden, que luchan hasta el último aliento. Me explico:


Un día, feliz, o al menos aparentaba estarlo, en mi cama tumbada me di cuenta de que cuando quiero algo lo tengo, pase lo que pase, necesito tenerlo, y  si, casi siempre por no decir que en un 99,99%, lo consigo. Soy reacia a pensar que alguien puede hacer mejor que yo lo que mejor se me da en el mundo. Mantenerme de pie.

Y es que si, quisiste ver como era yo realmente, a la niña pequeña, insoportable y asustadiza que puedo llegar a ser. El problema aquí fue, que dentro de mi ''mentira'' ''alter ego'' ''avatar'' o como queráis llamarle, yo era feliz, estaba tranquila, no conocía lo que era alterarme o sentir miedo. Y es que si, eso, mi yo perfecto, por tratar de hacerte feliz lo perdí. Que no te estoy echando nada en cara no te confundas, yo me explico en lo que es mío y esto es más mío que de nadie. Hemos llegado a un punto en el que yo me he tenido que atar y a ti se te han roto las cadenas, yo no puedo ladrar y tú estás aullando a la luna con sangre entre los dientes. Te has convertido en un muelle a mitad de presión, siempre dispuesto a saltar y descuida, que no me importa. Pero el primer salto será tu culpa, el segundo lo entenderé, pero el tercero, el tercero el muelle acabará convertido en un tornillo. Me explico de nuevo:

Soy una persona/bicho empática y puedo entender todos y cada uno de tus sentimientos, pero tus reacciones las controlas tú y las consecuencias la sufrirás tú, así como el resto de humanos mientras respiren.


Soy lo suficientemente consciente ahora mismo de lo que siento como para defenderlo hasta ahogarme en sangre ajena, pero también por defenderme a mi, y mi sangre ahora mismo eres tú. Nadie salvo uno mismo es responsable de sus actos y yo, ahora mismo, soy perfectamente consciente de que me he ido caminando de puntillas por suelo llano hasta un precipicio sin final. Las puntas de los pies ya me sangran y no se cuanto tiempo más aguantaré el equilibrio. Pero se que aunque caiga encontraré una rama a la que aferrarme y saltar de nuevo arriba.


Ahora bien, volviendo al tema, mi carcasa ya no la puedo recuperar. La tienes tú. Pero si puedo recuperar mi hermosa tranquilidad, de echo gran parte de mi día de hoy se ha centrado en ello con resultados mayores a los que me esperaba. Solo falta que tú respires y sueltes un ''Hola'' sin segundas, uno relajado y que también me entienda a mi.


Ahora bien,


¿Tú harías lo mismo que yo?

¿O simplemente dejarías que te comiera el fondo del precipicio?
¿O te irías a gatas para no tener valor de volver cuando tus pies ya estén curados?

Piénsalo.


Siempre tuya,


La loba que un día fui.


1 comentario:

Venga anda, di algo, que me siento solica.